Asertividad, ¿cómo funciona?
Un aspecto de la asertividad es pedir las cosas a los demás directamente, sin rodeos que camuflen lo que queremos, sin manipulaciones, adulaciones, estrategias u otras actitudes que esconden lo que realmente queremos conseguir de otros.
Un ejemplo: pedir un favor a alguien, como que nos lleve a un lugar, o que vaya a buscar algo por nosotros, o cambiar algo que estaba planificado, o cualquier otra situación. Muchas veces, en lugar de PEDIR DIRECTA Y ASERTIVAMENTE, damos vueltas, dejamos entender lo que nos gustaría, se lo presentamos a la otra persona como una posibilidad cuando la verdad es que queremos eso que estamos escondiendo, o utilizamos otras maneras por el estilo que nos evitan afrontar la situación y decir/pedir aquello que deseamos.
PROPUESTA: prueba una semana a comunicar claramente, amablemente, adecuadamente eso que quieres conseguir de otros. A quien le hables de este modo le quedará claro lo que quieres, no se sentirá manipulado/a, “raro/a” y a la vez obtendrás, seguramente, una respuesta clara que te permitirá saber si puedes conseguir o no eso que quieres de esa persona.
Prueba, ganarás en buena comunicación, te sentirás mejor y posiblemente, harás sentir mejor a otros.
Perder el control… ¿me dejo o no me dejo?
En un libro sobre desarrollo personal, el autor hablaba entre otros temas de perder el control. Normalmente, cada vez que he oído estas palabras -perder el control- como un espacio a explorar en el trabajo personal y el auto-conocimiento, he sentido más bien temor (o pavor), confusión o en todo caso, no he tenido clara la dirección o lo que supone tal situación.
En esta ocasión, tras la lectura tuve una comprensión: no se trata de volverse loco/a, raro/a, caótico/a; entendí que se trata de DEJAR DE CONTROLAR para que surja un movimiento genuino, auténtico, para que surjan otras cosas, otros aspectos, otras maneras de hacer diferentes a las del control mental, lineal, según las reglas y las condiciones de la cultura y la educación.
Entendí que se trata de entregarse, rendirse a algo más profundo que dirige y regula los ciclos, la vida, algo que es quien hace en cada uno y a pesar de uno. Quizás en ese espacio de perder/dejar el control pueda haber una especie de locura, de caos, pero ahora sé que haciéndolo con la mirada puesta en esa sabiduría presente en cualquiera, tomará sentido, conducirá a buen puerto.
DESCODIFICAR los programas que rigen nuestras vidas, nuestros comportamientos, relaciones, proyectos, impresiones, es una acción prioritaria para liberarnos de historias que tiñen nuestras vivencias.
Historias que tienen su origen en el pasado, en los sistemas familiares y más allá aún.
Historias que vienen del entorno inmediato en el que nos educamos, aprendimos y con las que elaboramos un mapa de cómo son o deben ser las cosas.
Historias procedentes de nuestras ideas y valores sobre todo lo que nos rodea.
Creemos que esas historias son nuestras pero en verdad las tomamos prestadas a nuestro paso por la vida de otros o de nuestra propia percepción errónea.
DESCODIFICAR esos programas requiere, primero de todo, ponerse en ello… a veces hay historias que se desmantelan rápidamente, con uno o unos cuantos darse cuenta. Otras, toman más tiempo y dedicación, trabajos específicos, reflexión, introspección, meditación…
Es necesario salir del programa para vivir el juego de la existencia desde lo que uno es en este momento, con las posibilidades del momento. Dejar de creer que lo que creemos es verdad, porque tal vez ya no lo es.
Nuestras formaciones van encaminadas hacia este mundo de verdad, de encuentro, de celebración… porque cuando soltamos y somos, surge la Alegría, la Gratitud y la Celebración.
Mª Rosa Parés Giralt