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Mindfulness no es un artículo de moda

Hay quien “vende” Mindfulness como técnicas de relajación, como medio para alcanzar un estado determinado, como herramienta para lograr objetivos, como herramienta para que la realidad sea como se desea, etc. Tal vez algunas de esas cosas se logren a través de Mindfulness, quizá, en todo caso Mindfulness es una manera menos agobiante, ansiosa y destructiva de relacionarse con la realidad tal y como esta se presenta.

Vuelvo a escribir, una manera distinta de relacionarse con los acontecimientos, con el mundo, con la gente, con una misma/uno mismo!

¿Para qué? Para sufrir lo mínimo posible con una realidad en muchas ocasiones nada favorable.

¿Eso es todo? Pero, ¿te parece poco?! Ante unos hechos que muchas veces no se pueden cambiar, que otras veces si el cambio resulta posible es lento, que en otras ocasiones ese cambio depende de factores ajenos a una y uno, o que el cambio no resulta del todo favorable o contrario a los propios intereses, y otros tantos escenarios más, en ese contexto no queda más que enfocar la realidad de otro modo distinto a la pelea, la frustración, la decepción, la ira, el resentimiento, la desconfianza, el miedo, el temor, la pena, la tristeza, la desmotivación, y un largo abanico de reacciones que de no poner distancia interna respecto a la fuente que las provoca, nuestra derrota como personas está garantizada.

Parece raro eso de convivir con la realidad tal y como se presenta sufriéndola lo mínimo posible… Eureka! Esa es la llave de Mindfulness, llamada Atención plena en castellano. Atención a no perdernos en nuestra película interna de cómo deberían ser las cosas, la gente, los demás, a toda costa y al margen de cómo se den los sucesos. Cuidado! Eso no quiere decir no hacer nada ni tampoco no tomar ninguna acción, al contrario, las acciones que se toman son inteligentes invirtiendo la energía necesaria sin más desgaste que el que requieran.

 

En pocas palabras, Mindfulness es…

Es decir, Mindfulness o Atención plena es vivir la vida con lo que trae perdiendo la mínima paz interna posible. Y eso, además de ser un potente vehículo de saludo psico-emocional y hasta física me atrevo a decir, permite retorcerse menos frente a la impotencia de no poder cambiar la realidad, al menos inmediatamente. Permite tener mayor tranquilidad, mayor serenidad, calma, perspectiva, visión, distensión, fluidez.

Cierto, no es algo que se instala como un programa en un dispositivo. Requiere entrenamiento, compromiso y ponerse sí o sí como sea a practicar. Quien no practica asiduamente no notará sus efectos, o poco y tal vez solo puntualmente durante un ejercicio ocasional. Quien se empeña en desarrollar la actitud “mindful”, una actitud con una calidad de atención desarrollada, presente, abierta, disponible, receptiva, logra poner espacio interno entre los sucesos y la persona. Y en caso de haberse perdido en dichos sucesos, esa actitud le facilita la vuelta al centro, a “casa” como se suele decir en estos términos, en lugar de verse arrastrada, sumergida y sacudida toda ella por completo por lo que acontece.

Por supuesto no es magia, no es simple (aunque sí), es cosa de ponerse, practicar, desarrollar la conciencia, instalarse en ella para generar espacio frente a las elucubraciones y discursos internos que nuestras mentes improvisan. La realidad seguirá siendo la que es, la vivencia de ella cambiará, seguro.

¿Mindfulness es pues un modelo solo para lidiar con los conflictos? No, no, no. Cuando las cosas están bien, y muy probablemente podamos encontrar unos pocos de momentos así a lo largo del día, disfrutemos por favor, disfrutemos! A tope con el placer que provoca una comida, una bebida, el sol y el aire en la piel, una ducha, una sonrisa, una caricia, un sonido, un olor. No nos olvidemos de gozar la vida, ni aún en pequeños instantes pasajeros de bienestar porque vivirlos plenamente son un regalo de la vida.

Por tanto, no esperemos a que todo se coloque en su lugar para vivir con plenitud, para sentirnos, para sentir, para respirar hondo. Respiremos hondo para afrontar lo desfavorable, respiremos hondo para disfrutar lo favorable.

 

Mª Rosa Parés Giralt

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