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¿Qué hay detrás de la queja?

¿Te has preguntado alguna vez por qué te quejas?

La queja es un asunto que  me llama la atención, lo suficiente como para escribir de nuevo sobre ello, esta vez con  la comprensión de qué pinta ese hábito en la vida diaria de muchas y muchas personas.

Pensando acerca de esa conducta, entendí que detrás de la queja hay una necesidad en la mayoría de ocasiones. Es decir, me quejo porque no tengo aquello que necesito, sea lo que sea que cada cual considere necesidad.

Con un ejemplo claro: Me quejo que mi hija no me hace caso o no hace tal cosa cuando la realidad es que tengo necesidad de respeto, de que me respete. En verdad, que me haga caso o no, eso tiene posibles decisiones y acciones prácticas que puedo tomar pero me instalo en la queja porque mi necesidad no está cubierta.

Cuando oigo quejarse a gente de sus condiciones laborales, creo que en realidad lo que ocurre es que no obtienen aquello que quieren o necesitan y su manera de descargar la frustración que eso supone es quejarse y quejarse.

 

Mira el fondo de la queja

Encuentro un buen ejercicio mirar más allá cuando me oigo quejarme. Mirar qué necesito, qué espero, qué pretendo que pase, qué estoy exigiendo… para descubrir mi verdadera necesidad o mi impaciencia, exigencia, neura, porque esa es otra, distinguir si la queja se corresponde con una necesidad relacionada con mi integridad o con mi ego (futura publicación!).

Al fin y al cabo, la queja es el síntoma de nuestras cosas internas, no es algo que aparece así sin más sin trasfondo.

No me refiero a la queja que cualquiera puede presentar por algo que está mal, es injusto o denunciable. Eso es una acción que también se corresponde a una necesidad, la de querer arreglar o hacer visible una situación.

En esta publicación me refiero a ese hábito de quejarse por rutina de las personas, las cosas, los acontecimientos, sin atender la emoción que lo alimenta, sin escucharse, sin meter mano a lo que hay debajo, al dolor, la rabia, la frustración, la inacción, la pasividad, el acomodamiento, la dificultad de poner límites, la no aceptación cuando no hay opciones… por citar algunas de las cosas que puede haber bajo la queja.

Mi consejo: Escúchate cuando te quejes, mira qué necesitas, toma las acciones adecuadas que estén en tu mano y deja de quejarte que pasa factura a la salud!

 

Mª Rosa Parés Giralt

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