Medir el éxito y el fracaso como si fueran valores reales
Tengo la sensación que generalmente percibo el éxito y/o el fracaso respecto a lo que logran o no logran las personas que me rodean o aquellas que son importantes para mí.
Me explico: si todas las personas a mi alrededor no sobresalen con algo especial que hayan alcanzado, sea sexo ideal, trabajo fantástico, reconocimiento, fama, dinero, etc., y más o menos no destacan, posiblemente pueda sentirme bien o en todo caso no sentirme mal porque yo no haya alcanzado esas cosas.
Sin embargo, en el momento que alguien significativo en mi vida destaca por un logro, en ese momento se pone en marcha mi “termómetro” del fracaso porque yo no he alcanzado eso o algo parecido. Supongo que porque me comparo y especialmente, porque el medidor de mis logros y fracasos lo pongo fuera de mí en lugar de ubicarlo dentro de mi, de considerar por mí misma cuáles considero éxitos y fracasos en mi recorrido.
El éxito y el fracaso tienen que ver con valoraciones subjetivas
Por otra parte, cuando dirijo la mirada hacia dentro, más bien se me empiezan a caer las valoraciones… cuando me doy cuenta que la existencia ocurre por sí misma, que yo no me di la vida, no construí “mi” cuerpo ni todas las posibilidades y potencialidades que alberga. Entonces, algo cambia en mi percepción y asoma un intento de impulso a rendirme con lo que soy, lo que hago, lo que sé, rendirme a la existencia haciendo y Sabiendo que me debo a algo mayor que me hizo, que me mantiene viva… para algunos Dios, para mí aún no lo sé pero en todo caso una Inteligencia o algo increíble.
Entonces las cosas cambian, los éxitos y los fracasos se hacen relativos, lucho pero tal vez con menos expectativa, anhelo pero con menor sufrimiento, insisto a la vez que observo a mi alrededor, respiro, me tomo el té, disfruto y agradezco.
Mª Rosa Parés Giralt