¿Qué hago con mi herida, con mi dolor?
Paseando por el campo, pasamos al lado del árbol que aparece en la imagen… impresionante, me quedé un rato mirando esa peculiar forma que se ve… reflexiva… de forma inmediata, casi, lo asocié a las heridas internas, las emocionales, las que dejan huella para siempre como ese doble «codo» de ese tronco que con ello pone de manifiesto que algo impactante le sucedió.
Acaricié la corteza de uno de los repliegues, me fijé que se veía incluso un poco el interior por una grieta…
Tal como con el dolor emocional, recordé aquello de que la herida y la cicatriz son para siempre pero pensé que lo que yo haga con tal dolor es cosa mía. Puedo quedarme para siempre allí, doliéndome, o puedo seguir mi camino adaptándome de la mejor forma posible tras tal vivencia y tirar hacia adelante (hacia arriba en el caso del árbol!).
No es tan fácil superar el dolor, depende de otros factores
Cierto, una situación en la que las personas son perseguidas, agredidas, violadas, deja huella profunda y no es tan sencillo de superar…. hay quien queda profundamente desgarrado por dentro. Así y todo, otras situaciones, difíciles, duras, incluso muy duras, se superan, se sigue adelante.
A veces la diferencia está en cómo vivimos y afrontamos los sucesos siendo una cuestión de carácter, percepción, interpretación, recursos, capacidades, aptitudes, actitudes, etc. Es entonces donde la herida y el dolor emocional toman otra dimensión más allá del impacto del momento en el que se vivieron.
Resiliencia
Es una de esas palabras más o menos reciente que se aplica a resurgir de las cenizas, de las dificultades, de los golpes, y reconstruirse.
Además, la experiencia dolorosa puede convertirse en una oportunidad. Sin caer en fórmulas fáciles de positivismo enlatado, puede ser el inicio de un camino de desarrollo de recursos, búsqueda interior, auto-conocimiento, entendimiento mayor, encuentro consigo mismo y con los demás desde otra perspectiva.
Ese repliegue del árbol de la imagen podría convertirse en un apoyo para sentarse, para dejar algo, para colgar alguna cosa, siempre teniendo en cuenta su fragilidad/fortaleza claro está. Mirando la capacidad de rehacerse de ese árbol, el repliegue me resulta admirable.
Creo que es una lección evidente y que puedo reconocer en mis propios «repliegues» las formas que han tomado y qué aplicación tienen hoy en día… será por eso que me dedico a transmitir vías de auto-conocimiento y auto-gestión!
Mª Rosa Parés Giralt