Distinguir entre mostrar las cualidades de la infancia a tener una actitud infantil
Vivir de adultos esa parte niña/niño que todos fuimos en algún momento con mayor o menor plenitud según las circunstancias de cada cual, y rescatar la riqueza de esa etapa compuesta de curiosidad, espontaneidad, imaginación, juego, creatividad, frescura, no-tiempo, presente, atrevimiento, y tantos otros aspectos, no significa tener un comportamiento infantil.
Quiere decir hacernos íntegros, tomar todas las experiencias por las que hemos pasado, todos los rincones por los que hemos transitado, todo el potencial que hemos desplegado, para completarnos y vivirnos como seres enteros con todo el abanico de posibilidades, incluidas las de la tierna infancia también!
Tener un comportamiento infantil es, bien al contrario, decantarse por actuar como en la niñez descartando la madurez de la adultez… está bien entrar en el mundo de Peter Pan por un rato para olvidarse temporalmente de preocupaciones, responsabilidades, angustias, dificultades, etc., o simplemente para pasarlo bien. Sólo que como personas completas adultas-niñas (por simplificar y no detallar todas las etapas de la vida) podemos desarrollar y llevar hasta la máxima expansión que seamos capaces todas nuestras facetas.
Es como sumar habilidades, recursos, conocimientos, sabiduría, en una rica y poderosa amalgama de actitudes y aptitudes… ¿alguien puede imaginarse a Walt Disney como un individuo infantil inmaduro o como un adulto rígido e inflexible? Creo que no, me parece un buen ejemplo de suma de partes.
Además, integrar lo que nos aporta cada etapa, personalmente me hace sentir más libre…
María Rosa Parés Giralt