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INTELIGENCIA EMOCIONAL: Sanar el dolor emocionalDescubrir la causa detrás del malestar personal

Recién hace diez días, daba inicio a un intensivo de formación. En una de las explicaciones, alguien preguntó algo a lo que respondí: «No rechazamos a las personas por ser cómo son sino que por lo que no nos gusta de ellas, es por eso que las rechazamos. Quien está en amor, por ejemplo, no rechaza, pone límites si hace falta pero no emite rechazo.»

Esas palabras, esa comprensión, salió así al responder, no me lo había cuestionado en la vida (es el gran aprendizaje que ocurre a veces cuando se enseña!). Me fue útil, muy, muy útil para llegar posteriormente a una brutal conclusión (insight).

Se trataba de un grupo de formación, con diversos perfiles y formas de ser y actuar. Hubo un par de perfiles con los que no me llegué a entender, con los que no llegué a fluir, que gestioné de la mejor manera posible y para los que mi propia auto-gestión bailaba (un tango o algo así)… no veía qué ocurría exactamente de mi piel para adentro, nada nuevo por otra parte ya que la situación en que estaba atrapada, rallada, me resultaba familiar.

 

La importancia de auto-cuestionarse

Hacia el final del curso, entonces me dí cuenta, me dí cuenta que no había sido consciente de mi deseo/mi necesidad, generando variedad de «síntomas» (distancia, incomodidad, tensión, enfado), preguntándome aquello típico que se pregunta en la gestalt «¿A mí qué me está pasando?«, o «¿Qué estoy proyectando?«, o cosas así, cuando en realidad no había visto mi deseo/mi necesidad.

Mi deseo era trabajar hacia dentro, era tomar contacto con lo que hay en el interior, era darle espacio, era dejarlo estar, era descubrirse, tomarlo (en la medida de lo posible), darle voz, actualizarlo… esa es la dirección en la que yo quería y quiero dar esta formación y al no verlo, al no hacerme cargo, al no ser consciente plenamente de mi orientación, me conflictué con el mundo!! Como si tuviera algo que ver con ese malestar que experimenté.

Me dí cuenta que si me ocupo de mi deseo/mi necesidad, el «síntoma» desaparece y el perfil de persona con la que puede surgir el caos, deja de ser en buena parte un generador de malestar personal. Por supuesto, respetando lo que la otra persona quiere y hasta donde quiere ir, y por supuesto también, siendo explícita en la dirección de las propuestas que hago.

A partir de ese momento luz que viví, estos últimos días estoy entrenándome en poner la atención en la fuente del «síntoma» para ocuparme de lo que quiero/necesito!

Comparto aquí éste que considero un gran insight.

 

Mª Rosa Parés Giralt

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