¿Qué es el ayuno intermitente?
Desde que comparto públicamente que practico ayuno intermitente, son varias las personas que han mostrado su interés y me han preguntado por ello. A continuación comparto cómo lo llevo a cabo y cuál es mi experiencia con el tema hasta el día de hoy.
Para empezar, cuando se habla de ayuno intermitente se hace referencia a no ingerir nada de comida durante un periodo de 16 horas. Esto no quiere decir que las otras 8 horas se come por todo lo que no se come en esas dieciséis sino que en las ocho horas se hacen las comidas que corresponda.
En mi caso, no desayuno, tomo dos o tres tés verdes muy suaves hasta el mediodía aproximadamente que es cuando realizo la primera ingesta del día por lo general con algo de fruta. Más tarde, según me convenga el horario, hago lo que se conoce popularmente como la comida del mediodía (almuerzo) y por la noche, también a mi hora de conveniencia, ceno. Entre la cena y la toma de fruta del siguiente día van entre 14-16 horas o más (no cuento 16 horas exactas). Eso es todo.
Decir que la mejor frecuencia para realizar este tipo de ayuno la tiene que encontrar cada cual. Yo lo he tomado como un hábito cotidiano que me salto muy puntualmente, lo practico desde hace un par de años y me sienta de maravilla.
La combinación regeneradora del ayuno y la autofagia
Empecé un verano en el que tenía poca actividad, empecé a sentirme hinchada, aumentando de peso… fue esto último, la verdad, por lo que empecé a practicar y por información que encontré sobre la autofagia. Ambas cosas juntas me parecieron potentes.
Por un lado la experiencia de ayuno que hacía unos meses atrás había vuelto a revivir en una formación que recibí en la que hubo este tipo de práctica y estuve unas 35 horas sin comer… fue una experiencia grata, de limpieza.
Por otro lado conocer sobre el asunto de la autofagia. Me enteré de las investigaciones del premio Nobel Yoshinori Ohsumi y lo encontré superinteresante, lógico y de cajón! Indico aquí un enlace a un artículo de la BBC que habla de ello: https://www.bbc.com/mundo/noticias-44029658
Cuando el cuerpo no tiene que estar invirtiendo energía en digerir nuevos alimentos que le llegan, hace limpieza del material de desperdicio que corre por el organismo y lo recicla! Me pareció la bomba! Además, me entusiasmé porque en un vídeo hablaban hasta de regeneración de la piel y lo cierto es que en la época que me puse con ello, también veía mi piel un tanto estropeada así que todo me cuadró para tomar fuerzas y dejar de desayunar.
No quiere decir esto que no se pueda hacer de otro modo como sería no cenar que es la opción preferida por personas que me preguntan. Según parece se trata de permanecer 16 horas sin comer, cada cual escoge el periodo del día para ello.
Para mí, el momento cena es de gran disfrute así que prefiero no desayunar y afirmo aquí en contra de los argumentos clásicos de hábitos de alimentación, que me va genial, estoy superespabilada por la mañana, mente despejada, activa que no nerviosa ni ansiosa, y no me falta de nada como ha demostrado la última analítica del mes de septiembre pasado 2019 en el que todo estaba correcto y la doctora misma me dijo que no me faltaba nada.
Hago un inciso para decir que las pautas convencionales de alimentación de occidente parecen estar basadas en muchos casos en investigaciones propias de la industria alimentaria, no en observaciones y constataciones objetivas. Como sea, sería conveniente llegar a conclusiones por propia constatación.
Siguiendo con las experiencias que me ha traído la práctica regular de ayuno intermitente, diré que además de estar en el peso que quiero estar, ha reducido el impulso a comer/picar entre horas y la dependencia/tendencia a comer como hábito más que necesidad, ha hecho que recupere la sensación de hambre “de verdad”, que con dos comidas más una ingesta de fruta sienta saciedad, disfrutar con más intensidad el momento de comer, los sabores, como si cada vez fuera algo casi nuevo (sensación particular).
La guinda de la práctica de ayuno
Y una de las cosas que más me sorprende de esto de ayunar es el EMPODERAMIENTO que me da, el no reaccionar a la primera sensación, incomodidad, de hambre buscando automáticamente, compulsivamente, un bocado que llevar a la boca sino elegir el momento en el que realmente me conviene comer. Esto me ayuda a desarrollar la capacidad de VOLUNTAD y la cualidad de ELEGIR en lugar de reaccionar (tanto).
Quizás es esto último descrito, EMPODERAMIENTO + VOLUNTAD + ELECCIÓN, lo que más me ha llamado la atención de hacer ayuno.
Respecto a los demás beneficios y otros que no he detallado, añadir también que aproveché para reducir notablemente la ingesta de pan y gluten y que desde hace mucho tiempo sigo una dieta variada vegetariana tirando hacia vegana (y que según resultado de la analítica, no me falta de nada, ni siquiera calcio!).
Lo más interesante de este tema es explorar y experimentar en propias carnes las sensaciones.
Para quien la comida suponga una forma de calmar ansiedad (lo he vivido largas épocas) y obtener cierto bienestar, comentar también que la comida biológica, orgánica, sacia muuucho más que la comida que no lo es. Esa es mi experiencia también.
Por supuesto que también sería buena cosa mirar qué se remplaza/tapa con el acto de comer y encontrar vías para atender eso si se desea sanar.
Mª Rosa Parés Giralt