¿Es real el poder que se habla de la Meditación?
La meditación es muy conocida en occidente por sus múltiples beneficios para la salud, la gestión del estrés y el bienestar personal. Además de todos estos beneficios, en Oriente también se utiliza desde hace miles de años para el autoconocimiento, la superación y la realización personal.
En los retiros de meditación y silencio esta práctica va desarrollando en nosotros lo que en psicoterapia denominamos el testigo interior. Esta figura del testigo interior es muy importante a la hora de cambiar patrones mentales, creencias o introyectos que a veces son contraproducentes para nuestro bienestar mental, emocional y también relacional.
Los patrones mentales y las creencias pueden ser la base de nuestro carácter el cual podríamos definirlo como el mapa creado desde niños a partir de las estrategias e interpretaciones de nosotros mismos, de la realidad y de los demás como medio de adaptación y de supervivencia en el entorno que nos tocó vivir.
El problema es que estas interpretaciones muchas veces no sólo son erróneas sino que además pueden ser insanas como pueden ser la envidia, los celos, la baja autoestima, la competitividad excesiva, la prepotencia, etc., etc. Mediante la práctica de la meditación podemos empezar a reconocer y detectar dichos patrones lo cual es primordial para poder reemplazarlos por otros patrones o creencias potenciadoras, positivas y/o más adaptativas.
Sin una toma de conciencia de estos “programas mentales” no es posible la transformación interior, la inconsciencia de estos “programas” nos obliga a perpetuar y repetir de manera automática pensamientos, creencias, sentimientos y comportamientos que pueden ser muy negativos e incluso destructivos para nuestra salud y nuestras relaciones personales.
¿Qué logramos practicando meditación?
La meditación desarrolla la autoconsciencia y esta consciencia de uno mismo, con aceptación y compasión hacia uno mismo, es la base del crecimiento personal y la transformación.
Pero el trabajo en positivo no queda aquí, como somos seres “proyectivos” por naturaleza resulta que si me conozco, me acepto, me veo con compasión, sin juicios y con total aceptación, estas mismas cualidades que desarrollo hacia mí mismo también las proyecto a los demás, o sea, que en la medida que meditamos de manera comprometida y constante, aceptamos, reconocemos, no juzgamos y somos más compasivos con los demás.
Esto que parece mágico es un proceso que se da de manera natural y paulatina por el simple hecho de meditar e ir desarrollando poco a poco nuestro testigo interior y en consecuencia ir ampliando nuestro estado de conciencia cada vez más limpia, pura e inocente.
Meditar es relajar, después viene el observar, del observar surge el conocer y el saber y del saber la transformación personal. Sólo podemos mejorar lo que conocemos, lo que no conocemos permanece inconsciente y opera en nosotros sin darnos cuenta.
Desde la consciencia, la aceptación y la autorresponsabilidad, silenciosamente emerge la verdadera libertad. Libertad de elegir y libertad de responder en lugar de reaccionar.
Josema Torres Sánchez