(+34) 937.641.613 - (+34) 685.365.860    info@saludcreativa.com

¿Se puede vivir sin creencias?

Yo creo (uy, no sé si es una incongruencia) que sí. Hasta para escribir esta primera frase aparece ya el “yo creo”.

Las creencias son aquello que me cuento acerca de las cosas, las personas, los sucesos, los sistemas, el entorno, las experiencias, etc. Es decir, son mapas que me construyo (y me creo) sobre aquello con lo que voy interactuando a lo largo de la vida que por algún motivo se convierte en significativo, importante o impactante para mí. O sea, de aquello que por el motivo que sea no es relevante para mí, no me construyo una creencia en especial o ninguna creencia.

Esto último da que pensar… elaboro creencias sobre lo que “me toca” y sobre lo que “no me toca”, no creo nada particular, como si no existiera, pasa a ser indiferente, lo cual es totalmente irreal porque todo lo que existe, existe! Así que tener creencias sobre unas áreas y sobre otras no, ya denota que las creencias son selectivas.

Bien, después de esta pequeña y espero que poco liosa introducción sobre las creencias, viene el tema de reflexión de esta publicación, ¿Puedo vivir sin creencias?

Si imagino una circunstancia la que sea, por ejemplo esperando en la estación de tren a que este pase, me doy cuenta cuánto de creencia le pongo al asunto y cuánto de realidad esta tiene. Creencia es decirme, es contarme, que va a pasar tarde como siempre porque los trenes nunca son puntuales. Realidad es tener en cuenta, es recordar, que en muchos casos anteriores en los que he tomado un tren, este ha llegado con retraso. Y esa es la diferencia.

Mientras que en el caso de la creencia, me cuento, me explico un relato, en el caso de la realidad comparo, contrasto una información almacenada con el momento presente sin añadir nada más. Y si esto es así, está claro que puedo entrenarme en vivir sin creencias.

 

¿Venimos así de “fábrica”?

Parece claro que los animales no tienen creencias, solo viven su vida conforme a lo que han aprendido y a lo que tienen delante. Que se sepa, no creen que otros animales sean buenos o malos, valientes o cobardes, que la primavera es maravillosa o un fastidio, que las montañas o la playa son fantásticas, solo viven de acuerdo a los acontecimientos que se van encontrando aplicando sus aptitudes incluido lo aprendido para hacer frente a los hechos. No les ponen atributos, atienden lo que tienen delante y ya.

De ello deduzco que no venimos “de fábrica” creyendo cosas, que más bien es un asunto del neocórtex, la mente, el ambiente de crianza, la enseñanza (o falta de ella) y otros factores que favorecen la fabricación de ideas y creencias. Desde esa frase reiterativa “La gente es buena”, “La gente es mala”, “No te fíes de nadie”, “En la vida hay que luchar”, etc., hasta ese equipo deportivo que se afirma como “el mejor”, la ideología política que “sí sabe hacerlo bien”, el dogma que “tiene todas las respuestas”, etc. (¡¿Dónde queda la libertad?!)

Las creencias dan la falsa apariencia de tenerlo todo controlado, de saber, de “yo si sé”, dan la falsa tranquilidad de saber “por dónde hay que ir”, cuál es “el camino”. Nada más.

Estar en contacto aquí ahora con lo que acontece, tal cual los animales, me deja como al desnudo, me hace vulnerable, aparentemente vulnerable. Si me dejo estar (si me dejo!), puedo contemplar de lo que hay, lo que soy capaz de captar sin teñirlo de historias, de relatos, de explicaciones. Más bien puedo como escuchar, notar eso que tengo en frente para luego, con la información acumulada (como los retrasos de los trenes vividos) y las posibilidades actuales, tomar una decisión, intervenir, interactuar, de la forma más conveniente acorde a la realidad presente. Ufffff!!!

Puedo vivir sin creencias, o pocas, sí. Es un entreno, a veces un esfuerzo, a veces un gran esfuerzo, sí.

Prefiero, en la medida que me dé cuenta y sea consciente, invertir la energía en interrumpir la acción de las creencias y tomar contacto con el momento de la forma más vacía posible de esos contenidos. Sé que aún tengo contenidos que me llevan a responder, o más propiamente dicho a reaccionar, de manera condicionada. Aún y así, apuesto por poner mi atención en percibir del modo más directo que pueda y explicarme lo mínimo posible sobre ello.

Creo (uy, una incongruencia otra vez!?) que las creencias restan libertad, intuición, sabiduría.

Por cierto, ese giro hacia salirme del sistema de creencias viene tras años de ruta personal, práctica de meditación y atención plena (mindfulness).

 

Mª Rosa Parés Giralt

 

 

 

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies

Pin It on Pinterest

Share This