Poner límites a los demás para cuidarse
Soy de las personas que les ha costado poner límites, a veces por miedo otras por pereza, aunque en mi autoengaño me decía a mismo que yo era una persona pacífica y por eso evitaba los posibles conflictos que podía provocar poner límites.
Hace tiempo aprendí que no es lo mismo ser pacífico que tener miedo o ser un cobarde, por ello cuando alguien me agrede y no me interesa, simplemente lo ignoro a menos que tenga que convivir o trabajar con dicha persona, entonces me veo obligado a ponerle límites.
Si es alguien que quiero y se excede conmigo, entonces le pongo límites para que me respete. Yo siempre digo que la asertividad es “Me respeto y te respeto”, por lo tanto como yo me respeto, te pido que me respetes.
Otra cosa diferente es la empatía. Empatía es sinónimo de aceptación del otro, sólo que aceptar al otro no quiere decir que éste tenga derecho a abusar de mí, es “Te acepto y te pongo límites a le vez”.
No es una cosa o la otra, pueden ser las dos al mismo tiempo. Te acepto (te quiero) y al mismo tiempo me cuido (de tu ignorancia o neurosis).
Poner límites es un acto de amor, primero hacia mi mismo y segundo hacia la otra persona ya que cuando le pongo límites, en realidad le estoy ayudando a que vea su parte agresiva, invasiva e irrespetuosa, por si quiere hacer algo con ello. Si no desea hacer algo con ello, también es libre, es libre de ser avasalladora mientras que yo soy libre de pararla.
Cuando pongo limites, cuando digo NO a otro, me estoy diciendo SÍ a mi mismo.
José Manuel Torrres