Cuando se desprecia, se pierde energía para defender lo que se quiere
Luchar por algo, por un objetivo, por un derecho, por hacer justicia, por lograr libertad, requiere concentrar y focalizar toda la atención en aquello que se quiere conseguir.
Exige entrega, compromiso, acción, motivación, convicción, estrategia, entre otros tantos aspectos, pero lo que no requiere es fijar la mirada, el enfoque y la energía en la parte contraria o en aquello que se necesita vencer para llegar donde se quiere llegar.
No es necesario, más que para saber cuál es el camino a recorrer, para percatarse de lo que queda por andar y hacer, para constatar cómo de difícil o invencible se presenta la otra parte, para reconocer las capacidades y las limitaciones, para actualizarse.
Perderse del objetivo
Resulta muy fácil perderse en la parte «enemiga», sea esta el mercado, el sistema, el gobierno, una institución, una persona. Es prácticamente automático e inconsciente pasar de lo que se quiere a criticar, despotricar, despreciar, triturar aquello o aquella persona o personas que suponen un impedimento.
Tanta puede ser la rabia, la indignación, la frustración, el asolamiento, la humillación que se experimente, que se puede llegar a la obsesión con la parte que lo provoca y olvidarse de sí y de la causa de la lucha. Además de generar un clima para sí y alrededor tenso, denso, tóxico por tanta carga.
Mantener la atención en lo que se quiere lograr
Parece pues que cuesta mantener la atención en lo que se desea cuando las personas se sienten heridas y maltrechas, sin embargo es cuando más falta hace cuidar los pasos que se dan, la dirección que se toma.
Es cuando más se precisa tener la máxima entereza posible en vez de envenenarse por el desprecio y por respuestas reactivas que hasta pueden provocar enfermedad.
Es consecuente, natural y normal sentir rabia en una situación de lucha difícil. Lo que se hace con esa rabia, eso ya es otra cosa.
La rabia se puede emplear en querer destruir a la parte bloqueadora, incapacitante, enemiga, o como fuerza para actuar y dirigirse hacia el logro deseado.
Cada cual puede elegir qué hacer con su emoción de rabia: destruir o construir.
Mª Rosa Parés Giralt