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Desarrollando una “mente de principiante”

Coincido con Jon Kabat Zinn en que desarrollar una mente de principiante en la meditación y en la vida en general es una buena actitud que nos permite estar plenamente presentes y conscientes en el ahora.

Tener mente de principiante quiere decir no dar las cosas por sentadas o por sabidas, cosa que puede hacernos sentir demasiado confiados, lo que a su vez nos imposibilita ver la realidad aquí ahora (yo, tú, las circunstancias) como realmente son.

Al desarrollar la mente de principiante también estamos cultivando la humildad y la apertura así como dejamos atrás la rumiación (juicios y pre-juicios, conclusiones, rigidez mental, etc.). Lo que obtenemos a cambio es una mejor y mayor conexión con aquello que contactamos a través de los sentidos, lo cual nos conduce a profundizar en la experiencia y a un más amplio disfrute de esta.

Hace un par de días estuve paseando por un camino junto al mar y observé con detenimiento unos árboles que había visto decenas de veces previamente. Enfoqué mi atención en ellos como si fuera la primera vez que los viera y realmente creo que fue así, era la primera vez que veía a los árboles en toda su belleza y magnitud. Para poder ver a los árboles tuve que parar, dejar de pensar, de poner palabras e intentar verlos por lo que eran. Por un momento me sentí en meditación, en conciencia plena simplemente viendo sin ninguna interpretación, y sentí calma mental  y centramiento además de contemplar la belleza que crea la naturaleza, en este caso a través de los árboles.

 

Mirar como si fuera la primera vez

Esta actitud es igualmente válida cuando nos encontramos con otras personas. Muchas veces no vemos a las personas tal como son (aquí y ahora). Si son amigos o familiares, solemos verlos a través de la idea construida en nuestra mente a través de experiencias pasadas, lo que nos lleva a enjuiciar o encasillar muy fácilmente a las personas.

Buda dijo que la realidad es anicca, es decir que todo cambia, por lo tanto las personas cambian, evolucionan y se transforman por poco que sea. A veces nos ocurre que tampoco actualizamos la visión interna que tenemos de nosotros mismos y podemos no ser conscientes de nuestra propia evolución y nuestro cambio debido a esta idea fija que podemos tener sobre nosotros mismos.

Cuando no encontramos con personas desconocidas,  suele ser  común pre-juzgar a estas personas en base a experiencias antiguas (personas que hemos conocido y nos recuerdan a esta que tenemos delante) y por lo tanto lo que vemos es una proyección de nuestro propio contenido mental inconsciente. En este caso, es positivo para la relación  intentar ver a la persona sin juicios ni interpretaciones, forma que nos ayuda a aminorar la rumiación excesiva y a comunicarnos con el otro de una manera más realista. Se habla mucho de empatizar, de la práctica de la empatía, pero no es posible llevarla a cabo si internamente juzgamos o rechazamos (consciente o inconscientemente) a la persona con la que nos estamos relacionando.

Tener mente de principiante requiere, al principio, esfuerzo, pero poco a poco se va instaurando en nosotros esta nueva visión que nos abre a una vida mucho más sana, intensa y nueva puesto que cada momento es único, al igual que cada árbol o cada persona.

 

José Manuel Torres Sánchez

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