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Reflexiones sobre esa edad llamada “tercera”
La vejez y los espacios estándar previstos para atenderla dejan mucho que desear de un final de vida pleno y armonioso.
El encuentro con el otro o la relación entre tú y yo
Las interrelaciones pueden resultar muy sencillas y muy complejas según el tipo de interacción y según el grado de madurez de cada parte.
Disciplina para una buena vida
El equilibrio en la vida está entre mantener una actitud de disciplina y entregarse a experiencias de distensión y placer.
Bello silencio
El silencio es necesario para la introspección, el auto-conocimiento, el centramiento y la recuperación de perspectiva.
La niña/El niño que todas las personas llevamos y que no es infantil
Recuperar e integrar las cualidades de cuando éramos pequeños nos hace más completos en la edad adulta y madura. Una cosa no está reñida con la otra sino que se complementan y nos convierten en personas más vivas y plenas.
No te lo creas
“Creérselo” así sin más puede tener el riesgo de atribuirse cualidades, aspectos, características que en la realidad no se tienen. Hay que creérselo cuando es evidente.
La importancia de poner límites
Poner límites es necesario en cualquier interacción sana y equilibrada. No se trata de poner límites rígidos sin sentido sino límites que incluyen a todas las partes implicadas.
No hay vida sin crisis
Las crisis, si bien no son deseables ni provocadas la mayoría de las veces, son la buena ocasión para aprender y trascender viejas conductas o patrones y desarrollar nuevos caminos y habilidades.
Entre el compromiso y el placer, hacer y no hacer, está el camino medio
El camino medio pasa por tomar los extremos de forma mesurada y generar un estilo de vida equilibrado entre el deber y el placer.
Cuando nos sentimos mal, no todo nos va mal
A veces perdemos la perspectiva y cuando tenemos un problema, aunque este sea grande, creemos que llena toda nuestra existencia dejando de ver lo que sí funciona y está fuera del problema.
Siempre elegimos
Aunque no lo parezca, en la vida siempre elegimos aún y cuando conscientemente no elegimos.
Los placeres y la felicidad
Puede haber placeres sin felicidad y puede haber felicidad sin placer sensorial.